martes, 19 de febrero de 2008

El Fracaso Exportador Argentino


Por Gustavo Lázzari*

Uno de los indicadores que esgrime el Gobierno para mostrar éxito en la gestión económica es el crecimiento en las exportaciones. Analizando detenidamente los números y puestos en comparación con el resto del mundo podemos concluir que: Nuestro volumen de exportaciones es bajísimo. Nuestra participación en el mundo es menos que marginal. La Argentina no tiene una política exportadora consistente y sustentable. Por lo tanto, lo que el gobierno llama "éxito" debería denominarse "fracaso histórico".
La Argentina tiene una participación marginal en el comercio mundial. Según la OMC, en 2006, nuestras ventas al mundo representaron el 0,4% del total de las exportaciones mundiales. El total de ventas al exterior de todos los países del mundo sumó u$s12.083 mil millones. La Argentina exportó u$s46.600 M. (A la fecha no están publicadas las cifras definitivas para el 2007, no obstante a los efectos del presente análisis los números consultados son por demás contundentes y no cambian las conclusiones del presente análisis).
Relación con otras economías.
Países geográficamente más pequeños como Sudáfrica, Hungría, Irlanda y Finlandia tienen una participación del 0,6%. En tanto que Portugal, Noruega, y Grecia participan con un 0,5%. Lo mismo sucede con Arabia Saudita, pero sus exportaciones están fuertemente sesgadas por el petróleo. La Argentina exporta menos que otros 45 países entre los que se encuentran (sin considerar a las potencias económicas y los petroleros) países tales como Canadá, México, Malasia, Suiza, Austria, Brasil, Tailandia, Australia, Noruega, India, Irlanda, Polonia, Indonesia, República Checa, Dinamarca, Chile, Filipinas, etc. En 1948 la participación argentina era de 2,8% del total de exportaciones mundiales. En 1953 1,3%, en 1963: 0,9%, en 1973: 0,6% y a partir de 1983 nuestra participación cayó al 0,4 por ciento.
Otros lo hicieron.
Recuperar la participación de 1948 implica alcanzar un volumen de ventas de 338.300 millones de dólares (teórico). Un nivel similar al que actualmente tienen países como Canadá (389.000 mill), Bélgica (369.000 mill), Hong Kong (325.000 mill) y Rusia (304.000 mill). Es decir, si Argentina hubiera mantenido la participación en las exportaciones mundiales de hace 60 años, hoy estaríamos entre los diez primeros exportadores del mundo. Quizás el mundo de la postguerra comerciaba menos y por ello nuestra participación ha sido tan importante aquel entonces ("granero del mundo"). Podríamos ponernos como objetivo recuperar la participación que teníamos en 1953, 1,3%. En tal caso deberíamos tener como meta exportar nada menos que u$s157.000 M. Esto significa que deberíamos exportar tanto como hoy lo hacen Malasia, Suiza, Suecia y Austria. No es un objetivo descabellado. No obstante es imposible dada la actual política económica y nuestra virtual cerrazón al mundo civilizado.
Para lograr una participación del 1,3% del comercio mundial debería suceder, entre otras, algunas de estas dos opciones. Que las exportaciones mundiales crezcan un 0% es decir que no aumente el comercio mundial durante 8 años y que nuestras exportaciones crezcan a una tasa similar a la que crecieron en los últimos a cinco años durante el "modelo productivo" (16%).Que las exportaciones mundiales crezcan al mismo ritmo de los últimos cinco años (17%) pero que nuestro país exporte 25% más cada año durante los próximos 18 años. Esto quiere decir que si el mundo sigue como está, tenemos que hacer un esfuerzo exportador descomunal para alcanzar la participación que teníamos hace 55 años en el comercio mundial. Si el mundo crece al 17% y nosotros seguimos con el "éxito kirchnerista" del 16% anual, nuestra participación decrecerá cada año.
Paradójicamente en los noventa, nuestro país multiplicó sus exportaciones por 2,2. Entre la devaluación de enero de 2002 y el 2007 nuestro país multiplicó sus exportaciones sólo por 1,8. Nuestros esfuerzos de venta son ciertamente pobres. La Argentina vende muy poco a países que compran mucho. Las exportaciones argentinas representan el 8% de las importaciones de Brasil, el 13% de las compras de Chile, y el 21% de las de Uruguay. Sin embargo, le vendemos a Estados Unidos sólo el 0,26% de lo que compra. El mismo porcentaje respecto de las compras de Italia, el 0,10% de las de Alemania, el 0,08% de las de Francia, el 0,07% de las de Reino Unido, el 0,06% de las de Japón, etc.En términos más simples. Por cada u$s100 que los americanos gastan fuera de los Estados Unidos en compras de mercaderías, sólo 0,26 centavos son provistos por los argentinos. Esto quiere decir que apenas una moneda de veinticinco centavos y un poquito más es lo que vendemos los argentinos al mayor mercado del mundo por cada u$s100 que ellos gastan.
Tampoco hemos resultado atractivos a la hora de venderle a los 30 países que importan mas de 90.000 millones de dólares cada año. Los veinte mayores importadores representan un volumen de compra anual equivalente a 38 veces nuestro PBI. Sin embargo les vendemos en conjunto sólo u$s18.000 M,
¡menos de una moneda de veinticinco centavos por cada billete de cien dólares!.

*Director de politicas Publicas de la Fundación Atlas 1853.

El regreso del que nunca se fue


por José Guillermo Godoy*

A mediados del año 2006, escribí un artículo en la Fundación Atlas 1853, sobre la candidatura del ex ministro de economía Roberto Lavagna. (http://www.atlas.org.ar/articulos/articulos.asp?Id=6357).
El Opositor Oficialista, así etiqueté al escrito, en el que cuestionaba, duramente, la posibilidad de que su candidatura significara una alternativa real al gobierno de turno. El principal argumento reposaba en las consideraciones personales sobre el aspirante y la estructura que cimentaba su candidatura.
Siete meses después, cambié de opinión y escribí un articulo denominado "Tribalismo electoral y Liberalismo de Aire acondicionado", en donde si bien, la candidatura del ex ministro, no estaba en el epicentro temático, traté de argumentar, que en un contexto aciago y funesto, los detalles ideológicos debían quedar en segundo plano y Lavagna podía significar una alternativa eficiente al oficialismo. (
http://www.lahistoriaparalela.com.ar/2007/04/04/tribalismo-electoral-y-liberalismo-de-aire-acondicionado/)
Respondiéndole al líder de Recrear, Ricardo López Murphy, sobre sus dichos sobre el ex ministro, alegué: "Lavagna no es igual a Kirchner. El hecho que haya formado parte del gobierno nacional no lo torna en una burda copia de un mal ejemplo. Con los mismo parámetros podría decir que Pellegrini (¡sí, el hombre que hizo!) era igual a Juárez Celman y el principal responsable de la debacle financiera porque formó parte de la conducción dominante. Pellegrini integró el proyecto político que causó la crisis del 90, pero también, fue el principal gestor de la recuperación Argentina. Pellegrini no era igual a Juárez Celman, Lavagna no es igual a Néstor Kirchner."
Este articulo, polémico, provocó varias criticas, más hóstiles que elogiosas, entre la que se encuentra la siguiente, proveniente de un visitante anónimo de la pagina la historiaparalela.com, que me gustaría resaltar: "¿Porque R. López Murphy? ¿Porque no R. Lavagna o J. Sobisch?. Pues por aquel viejo refrán que dice,"El que se quema con leche, cuando ve una vaca llora. \"O permitiremos nuevamente que los destrozadores del país, de la Pcia. de Bs. As. de la economía argentina y los mayores responsables de la gigantesca estafa de la pasificación retomen el poder.- Los Duhalde, los Alfonsin y todo el sequito de inservibles, autores del mayor pecado de todos que es aquel de destrozar la confianza publica."
Por otro lado, el propio López Murphy me respondió a mi casilla personal. Al respecto decía: "Lavagna es un proyecto a nuestras antípodas, que no difiere conceptualmente de Kirchner, salvo en los comentarios y actitudes groseras, que no las tiene en igual magnitud. El pretende, el país cerrado y corporativo del pasado y en ese sentido, es más adversario que Kirchner, cuya política en todo caso discurre por razones pragmáticas, por la misma senda. El presidente carece de un marco referencial y no ha sido preparado para ello. Solo le preocupa quedarse en el poder con la variante que sea".
Los acontecimientos actuales, la reconciliación Lavagna- Kirchner, demuestran cuan equivocado estaba yo, y cuanta razón tenía López Murphy y los críticos de aquel artículo, sobre el punto en referencia.
En este sentido va mi reconocimiento y sincera autocrítica.
Sólo queda reflexionar sobre el significado de este acontecimiento político, que es extraordinariamente importante, ya que plantea una catástrofe institucional, si se considera que tres millones de argentinos votaron la candidatura de Roberto Lavagna, que se sustentó en criticar al oficialismo con el cual hoy se asocia.
Quizás en un contexto tan peligroso como el actual, los detalles ideológicos debían pasar a segundo plano, pero en aquel momento me olvidé de las consideraciones morales y de los límites éticos, que alguna vez unió a dos personalidades dispares en lo ideológico, como Carrió - López Murphy. En este sentido, debo darle la razón a los dichos de Carrió con motivo de la posibilidad de alianza con el líder de Recrear: "el problema de Argentina no es ideológico, sino moral".
Debo darle la razón, y también a los radicales que la acompañaron, como Margarita Stolbízer, más aún teniendo en cuenta los siguientes hechos que enmarcaron el acuerdo Lavagna- Kirchner. El encargado del acercamiento, el senador nacional José Pampuro, explicó que "ya venía hablando hace un tiempo con Lavagna y realmente no fue difícil lograr este acercamiento", y agregó, que "había iniciado conversaciones el año pasado y se fueron dando los momentos para cerrar el acuerdo político".
Por otro lado Lavagna dijo al diario Clarín, "Coincidimos (con Kirchner) en que había llegado el momento de rescatar al Justicialismo sobre la base de la diversidad, siempre dentro de una misma filosofía".
La filosofía peronista, noción que tiene la ventaja de carecer de significación precisa y de estar sustentado en una total indigencia teórica, sólo sirve de excusa para propugnar pactos, que sólo miran al poder y no al bienestar del país.
Lavagna además buscó justificar el acuerdo al asegurar que el PJ "es un partido que está a punto de caerse" y que "estaba en hibernación".
La que está a punto de caerse es la República Argentina, tras el "PJ peronista" que tiene presencia política en la vida nacional hace más de 50 años, y que gobierna el país de forma seguida, hace casi 20 años.

Pero Lavagna pasa a constituir una mera anécdota si tenemos en cuenta la responsabilidad de cuantiosas estructuras provinciales, como Ciudadanos Independientes en Tucumán, y Partido Renovador en Salta, e importantes estructuras nacionales, como UCR, el MID, parte del Peronismo, el Partido Demócrata, el PNC-UNIR, muchas de ellas formadas por dirigentes valiosos y honestos, que apoyaron la candidatura del ex ministro.
En diálogo con radio América, el dirigente radical, Gerardo Morales, aseguró que estaba "sorprendido" por el accionar de Lavagna y aseveró que "termina haciendo lo que hacen los radicales K, que se van al abrigo del poder". Morales dijo haber pensado que el ex ministro "iba a sostener sus convicciones" y se preguntó: "¿Dónde queda todo lo que dijo de Cristina y de Kirchner? Ahora se saca fotos con él".
Ayer, el senador nacional Arturo Vera, calificó de "sinvergüenza" a Lavagna. "El radicalismo entrerriano tiene una autoridad política para decir esto, pues fue uno de los distritos que manifestó con mayor claridad su reticencia a esta candidatura y la acatamos por ser hombres de un partido que pretende seguir siendo nacional".
Cuanta razón tenia el senador Ernesto Sanz, cuando dijo que el acuerdo con Lavagna había terminado el domingo 28 a las 18 hs.

El radicalismo tiene que dejar de caer con la misma piedra. Y de una vez por todas, debe alejarse de los perniciosos consejos del principal artífice de la candidatura de Lavagna, el ex presidente Raúl Alfonsín, hombre que tiene el único merito de hundir en el desprestigio, el desorden y la impotencia electoral, a un extraordinario, poderoso e histórico partido. Recuerdo que se enojaba cuando no querían entender que esa era la "mejor opción" para los radicales. Y decía cosas que a la luz de los acontecimientos recientes, suenan tragicómicas: "Los radicales K no existen y son traidores a los principios de la UCR", en cambio de su candidato, hoy kirchnerista, decía que "garantiza la gobernabilidad".

Este grupo de dirigentes que conducen las estructuras que sustentaron la candidatura de Lavagna, en tanto no reconozcan que fueron ingenuos engañados o cínicos engañadores, debemos seguir creyendo que no han cambiado y que sólo esperan circunstancias más favorables que las actuales, para hacer su retorno.


*Presidente de CEIN- TUCUMÁN

Una agenda programa, para el País.


Por Alberto Asseff*

Si algo saca de quicio, espiritualmente, es ver a nuestro amado país debatiéndose en asuntos menos que vecinales. Quiero decir: los temas que deben resolverse en la vecindad llegan a la Casa Rosada y consecuentemente allí, en lugar de resolverse las cuestiones nacionales, ocupan tiempo y energía en eso y en la política partidaria.

Este problema es añejo. Yo escuché a un ex presidente hacer catarsis: "acá los asuntos ascienden de nivel con una velocidad inaudita y sin respetar planos y jurisdicciones". Así, la presidenta se ocupa de las personerías sindicales como de las lamparitas, pero no de nuestras relaciones con el África o de cómo exhumar a las obras del Bermejo y plasmar las del Pilcomayo (con el querido Altiplano y con el no menos hermano Paraguay). Además, ¿cuándo se abocará a la drogadicción y a la violencia antisocial, dos graves temas domésticos?.

Puntualizaré algunos asuntos para la agenda-programa:
1) El amor al país. Sin ese amor, no podremos hacer nada perdurable colectivamente. Haremos cosas individualmente que no alcanzan. Los norteamericanos en estas primarias empiezan y terminan sus discursos proselitistas invocando "al amado Estados Unidos";

2) Integración e inclusión social. El país exhibe grietas alarmantes en materia de convivencia. No sólo la penosísima pobreza que ha anclado en estas playas y la nefasta indigencia. Hay mucha gente que no es ni indigente ni pobre, pero muestra signos antisociales, de irascibilidad y agresividad. Hay que laborar arduamente con varias herramientas: la escuela y los medios de comunicación, con sus protagonistas, los periodistas, cuya responsabilidad social es mayúscula. En este contexto, la protesta es un derecho, pero cortar el tránsito un delito. El Código Penal hay que aplicarlo. Orden no es represión.

3) La democracia debe dar respuestas. No puede seguir vaciándose en una cáscara formal, estéril por dentro. La reforma política es imperativa. Eso sí, si se pretende introducir el partido único, so pretexto de la reforma, estaríamos ante una descomunal mistificación. La representación política debe ser una realidad. Cada argentino debe sentir que es un ciudadano con voz y voto en las instituciones, no un autómata que vota manipulado cada dos años.

4) El equilibrio de los tres poderes es la clave de la calidad institucional. El Congreso no puede seguir siendo la escribanía costosa del Ejecutivo. Un juez independiente es un paso enorme hacia la República soñada.

5) Debemos volver a un distribución automática del 70% de los impuestos nacionales para que el federalismo disfumado renazca y paralelamente fenezca el discrecionalismo del presidente. Es la llave maestra para retornar al equilibrio geopolítico y redistribuir el poder.

6) Los partidos políticos, hoy desfallecientes, deben ser robustecidos como los mediadores entre la ciudadanía y el Estado. Necesitan ámbitos para su actuación de modo que no sean sólo los cargos públicos los instrumentos para formular y realizar las políticas nacionales. Al Estado se le desmadró el manejo del sistema electoral. Hay que reencauzarlo comenzando por la papeleta única de votación;

7) Debemos encarar obras convocantes. El voluntariado estudiantil por caso. Miles de estudiantes ayudando en el Norte, en la selva de Misiones, en la precordillera, en todo el vasto país. Sería contagioso y resultaría palpable que la Argentina tiene ganas de hacer y de ser. En Arabia Saudita, aprovechando la bonanza petrolera, construyen nuevas ciudades. Nosotros, ¿no podríamos hacer lo propio con los beneficios de la soja?. Quizás, sin fundar ciudades, ¿no podríamos dedicarnos a salvar a 600 poblados que la muerte del FFCC ha dejado en agonía?;

8) En vez de debatir maduramente con EE. UU sobre su "diplomacia de vaqueros", como censura la candidata Clinton, lo desafiamos con la indefendible "valija" de los 800 mil dólares sucios. Descendimos a escala de "bananeros". En las relaciones internacionales los intereses están por encima de las emociones. Hay que acrecentar el prestigio del país y hacer tantos negocios como la dimensión planetaria del mercado lo permite, aún más allá de lo que imaginamos. Negocios mundiales y sin fronteras. Para eso, Asunción, Montevideo, Santiago, Brasilia, Lima, La Paz son vitales, como lo son Europa, EE. UU., México, el África entera, la India, China, Japón, Rusia, todos. Si hoy la interna del PJ ocupa 4 horas diarias y la política exterior 10 minutos, el secreto del buen gobierno exige revertir esos valores. A la confederación de la Unión Sudamericana hay que llegar sí o sí. Es el único escenario para situarnos en el palco de este mundo;

9) Hay que huirle como al diablo del "piloto automático" para el manejo de la economía y hay que extirpar esa falaz idea de que los precios de la soja y de los granos serán altos ad eternum. Hay que adoptar medidas productivistas en serio, ensanchar el mercado interno y a la vez aumentar el volumen de la exportación. Hoy se incrementa el valor, pero no la cantidad y diversidad de lo exportado. A la inflación ya es hora de extirparla con inversión, productividad y gran dosis de confianza y seguridad jurídica;

10) La credibilidad es un factor colosal para la economía. En esta se pueden manipular estadísticas, pero hay que recordar que en economía se puede hacer cualquier cosa, menos evitar las consecuencias;

11) El superávit fiscal debe mantenerse, pero no computar los ingresos previsionales. De lo contrario sería un espejismo y hasta podríamos maliciar un futuro manotazo sobre los fondos de los jubilados si algún día llegaren las vacas flacas;

12) Hay que arreglar la deuda con el "Club de París" porque es posible hacerlo y nos despejaría el camino para créditos más accesibles destinados no a malgasto, sino a obras de infraestructura. Por caso, si aspiramos a una cosecha de 150 millones de tn., ¿con qué logística la vamos a mover?. Acá hubo desidia de décadas y carencia de planificación. Hay que dar en diez años un salto de treinta.

13) El Estado debe refuncionalizarse, capacitarse, desburocratizarse, descentralizarse. Es fenomenal la tarea de cirugía mayor que hay que realizar en sus entrañas. Esto debe hacerse con premura y con seriedad. Además, no necesitamos un empleado más, pero sí muchísimas más neuronas adentro de él;

14) En Salud pública lo perentorio no es tanto asignarle más recursos, sino racionalidad en el gasto. No se puede seguir haciendo política -y menos "caja"- con las obras sociales. La salud pública y privada debe operar en red y cubrir universalmente a todos. Cuando se quiere lealmente algo, aun lo que parece imposible, se obtiene;

15) La deseducación argentina es uno de los datos más sombríos. No figura en las estadísticas -en la que aparecemos alfabetizados-, pero se huele por doquier. Estamos desocializándonos. Hay que reeducar a la Argentina, restituyendo antes que instrucción, valores. El mérito, el trabajo y el esfuerzo volverán a su trono. Hay que empezar por reenseñar a quienes enseñan. Debemos restaurar las culturas de la ley, del trabajo y de venerar las tradiciones. Un capítulo especial: educación vial sobre la base de aprender respeto. Hacer sentir a la Patria es labor de la escuela. No olvidarlo jamás;

16) Un párrafo para el tipo de cambio. Hay que ajustarlo con suavidad, gradualidad e imperceptiblemente. Huyamos de la paridad fija. Ya sabemos cómo nos fue.

17) El combate a la inseguridad tiene una clave: el ejemplo desde arriba y sepultar a la impunidad que prohíja a toda la parentela de delitos, desde el común hasta el de "guante blanco";

18) La rehabilitación paulatina de los ferrocarriles será una obra benéfica con una decena de efectos saludables;

19) Debemos esmerarnos en encarar el futuro. Hay muchos derechos humanos para conquistar para adelante.

Quiero decir por último, que no debemos dejarnos atrapar por los dilemas maniqueos. Acá necesitamos de un gran agro y de una gran industria innovadora, tecnológica, avanzada. Además, "combatiremos al capital" del lavado, del robo, de la especulación, pero siempre será bendito el capital que se invierte, que arriesga, que emprende, que crea trabajo y mueve la actividad.

La Nación no es una lucha de clases, sino una solidaridad que nos une en la búsqueda de una finalidad compartida. En su seno hay conflictos, pero no son a sangre y fuego ni se dirimen con el odio. Discutimos, hasta muy fuerte, pero todos sabemos que navegamos en un gran barco que se llama Argentina.


*Presidente de UNIR
Unión para la Integración y el Resurgimiento
pncunir@yahoo.com.ar

Figurita de Carton Pintado. De mal en peor.


Por el Dr. Alfredo Raúl Weinstabl*

La publicidad proselitista oficial previa a las elecciones presidenciales, señalaba que con la candidata oficial, la Sra. Fernández de Kirchner, “El cambio recién comienza...”.
Muchos analistas sostenían que por ser la esposa de Kirchner, existía entre ellos una identificación política e ideológica, por ende, no iba a haber cambios y la gestión política iba a ser la continuación de las políticas implementadas por el presidente Kirchner.
Habiendo ya transcurrido casi tres meses desde su asunción a la primera magistratura, podemos hacer una primera evaluación de su liderazgo gubernamental y el cumplimiento del slogan de su campaña proselitista.
El resultado no solo es lamentable, es verdaderamente patético. Los analistas y politicólogos que sostenían que iba a ser una continuación de la política del ex presidente Kirchner acertaron totalmente. No obstante se quedaron cortos en sus pronósticos. La situación es peor aún de la que se esperaba. El cambio tan declamado empezó, pero para peor.
Por otra parte, se han cumplido las agoreras predicciones de un poder bicéfalo. La presidenta es meramente una figura decorativa. Una figurita de cartón pintado que la mayoría de sus obligaciones son actos de representación y no la totalidad de las que debe cumplir un presidente.

Parte de estas obligaciones dejadas a la deriva, las cumple su marido desde su oficina en Puerto Madero....el resto solo Dios sabe quien..
Pero en el título de esta nota hemos puesto “de mal en peor”. Efectivamente, las sencillas tareas protocolares también las hace mal.
Esperábamos que la presidente, por el innato recato y sensibilidad de su condición femenina y seguramente por haber capitalizado los gruesos errores de su marido, se iba a ser más veraz, educada y civilizada.
Fue una esperanza trunca desde el mismo inicio de su gestión.
La Sra. Fernández se caracteriza por su excesiva verborrea inconducente e ininteligible. Habla bien y con propiedad, pero sin contenido y sin capacidad de transmisión. Y frecuentemente, sin al más mínimo atisbo de racionalidad como si no pensara el contenido o las consecuencias de sus dichos.
Simplemente queremos poner unos pocos ejemplos.
1- En la misma asunción a la primera magistratura, en su discurso inaugural ofendió al presidente Tabaré Vazquez espetándole el conflicto de la pastelera Botnia, sin que el aludido, por respeto a la presidente, y como persona civilizada, no le replicara como hubiera merecido.
2-· Pocas días después cuando se descubrió el tema de la valija conteniendo miles de dólares para su campaña presidencial, en un rapto de neurosis paranoica e incontinencia verbal acusó al gobierno de EE.UU de cometer “operaciones basura” en su contra. Este episodio grotesco complicó aún más las malas relaciones bilaterales con el país del Norte.
3- Hace solo unos pocos días, otro grueso error diplomático: La Argentina invitó al dictador de Guinea Ecuatorial, el Coronel Teodoro Obiang a visitar al país para acordar varios acuerdos comerciales, ya que se habían descubierto importantes reservas de petróleo en ese país. Durante su estadia, el presidente Obiang no fue adecuadamente tratado como le correspondía a su alta investidura y para colmo en la reunión que sostuvo con la Sra. Fernández, recibió un insólito maltrato por parte de ella. que le imputó las trasgresiones y violaciones a los Derechos Humanos en su país.
En este episodio hubo dos grandes y torpes errores por parte de CK: invitar a un presidente de otra Nación para agredirlo y confundir los intereses del país con su propia ideología.
El resultado: el dictador Obiang se retiró indignado del país por la agresión y maltrato recibido, con la amenaza de denunciar los convenios firmados. Viajó hacia Brasil donde fue acogido como el simple sentido común señala y un presidente de una nación soberana se merece y seguramente la nueva potencia petrolera hará los negocios que fueron truncados por el irracional proceder de nuestra presidenta, con el Brasil.
4- Otra muestra de la poco seriedad y responsabilidad con la cual la presidente cumple con las obligaciones de su cargo es la poca, poquísima actividad desplegada. De acuerdo a un importante semanario la hora de llegada de la Sra. Fernández a la Casa Rosada es habitualmente las cuatro de la tarde y suele no concurrir los días lunes y los viernes. Otro dato de interés que señala este semanario es que solo a dos semanas de tomar el poder se fue a descansar once días a su casa en Calafate e inmediatamente después, sumo tres días más en la residencia presidencial de Chapadmalal. De 60 días de gestión, la presidenta solo trabajó 34 días incluyendo aquellos en que supuestamente atendió en Olivos.
Cada vez se afirma más la tarea secundaria que le cabe a la presidente en la conducción y administración del país. Es casi indistinto si está o no está.
Una verdadera figurita de cartón pintado.


El ex presidente Eduardo Duhalde afirmó que Cristina Kirchner no está preparada para un tema tan difícil como es el de gobernar. “Es obvio que (Cristina) Kirchner no tenía esa preparación porque nunca había ocupado lugares ejecutivos” agregó.
¡En lo que hemos caído! Una presidente que trabaja “part time” en un país en el cual los problemas irresueltos por su marido afloran por doquier. Un país sin timón.
En estos precisos momentos, la presidente se encuentra en una “importantísima” ceremonia en el Calafate: el aniversario del bautismo del Lago Argentino. Allí manifestó que Calafate “es su lugar en el mundo”.

Sería una contribución, una verdadera contribución histórica, para nuestra Patria, que la Sra. Fernández permanezca definitivamente “en su lugar en el mundo”. (“lugar en el mundo” que por otra parte ha adquirido con un precio muy acomodado, muy por debajo de la cotización en plaza).
Su tarea en el rol de figurita de cartón pintado, lo podría realizar acabadamente desde allí: recibir deportistas, cantantes, cantores y gente de la farándula local y otras actividades de esa naturaleza.
De esa manera la Argentina evitará en el futuro, el permanente ridículo y el insólito grotesco de la gestión de esta pseudo presidente.


*Abogado

Un par de ejemplos que demuestran le necesidad de reformar las leyes de propiedad intelectual.


por Francisco de Zavalía*.

Como ya se dijo varias veces en estas columnas, en los últimos años las leyes de propiedad intelectual se han vuelto mucho más duras. Los titulares de estos derechos se han valido de la billetera no ya para lograr que se extiendan los plazos de protección legal, sino para legislar una serie de mecanismos para restringir los derechos de los consumidores.

Así se idearon los
DRM (Digital Right Management), que son mecanismos técnicos que impiden al comprador de una obra equipada con estos, disponer libremente de ella. Como son fáciles de violar la mayoría de las legislaciones penan esta conducta.
Como si esto fuera poco se obliga a los
intermediarios en la red (buscadores, proveedores de servicios, etc) a dar de baja contenido ante el simple requerimiento del supuesto titular de derechos de propiedad afectado por este; caso contrario son corresponsables de esta violación.
Hecha esta pequeña introducción pasemos revista a algunos casos divertidos o patéticos, que ilustran claramente, que el sistema no funciona.


*Miembros del CEIN TUCUMÁN

El desafio de la coherencia


por Alberto Medina Méndez*

En casi todos los órdenes de la vida resulta difícil ser coherente. Alinear discurso y acción no es tarea sencilla. No lo es para los individuos, mucho menos aun para las sociedades y sus gobiernos.

En materia de política internacional los Estados viven en permanente debate al respecto, para decidir de que lado ponerse frente a determinadas circunstancias. Lograr ese delgado equilibrio implica respetar la soberanía de otros pueblos para elegir sus formas de gobierno y también sus gobernantes. No solo pasa en estas latitudes. A la inmensa mayoría de las naciones, les sucede.

Sostener la dualidad que implica respetar a otros pueblos a través de sus circunstanciales gobernantes aun disintiendo con visiones y métodos, no es una simple labor.

El protocolo vino, por otro lado, a ocupar ese espacio que "obliga" a ciertas formalidades que pretenden cubrir cuestiones de buena educación y relación civilizada.

Nuestro actual gobierno nacional ha elegido el camino de establecer sus vínculos internacionales según la simpatía que les provoca el líder de turno. Hay que decir, tal vez, que esta forma de ver la política internacional omite una importante cuestión. Enfoca la relación en sus líderes y no desarrolla lazos con los pueblos, sino solo a través de los eventuales detentadores del poder.

En ese contexto, y habiéndose el gobierno argentino declarado ferviente defensor de los derechos humanos es lógico que nos preocupe lo que sucede en el mundo en relación a estas cuestiones.

Más allá de la sensación de cierta parte de la sociedad argentina que critica el espíritu revanchista del discurso pro derechos humanos puertas adentro, bienvenida la justicia y en esto, cabe esperar que las instituciones respondan sin repetir la historia, brindando juicios justos, con garantías, esas que no tuvieron muchos en el pasado.

Es difícil no simpatizar con la idea de proteger derechos tan elementales como la libertad de culto, de expresión o de conciencia. Buena parte de la sociedad aspira a poder debatir, disentir, en un marco de respeto y tolerancia. Soñamos con ser plurales y transitamos el arduo camino de aprender estos códigos que implican toda una oportunidad para quienes, hasta ahora, solo logran aceptar parcialmente los valores que implican una republica.

Por eso, en estas circunstancias, ha traído consigo una importante controversia, el haber recibido en nuestro país, con importantes honores y en un acto público, a un dictador, que ha llegado al poder de modo violento, con el uso de las armas, sin una elección democrática mediante, y que tiene en su haber reiteradas denuncias internacionales que lo relacionan con una creciente cantidad de presos políticos, esos que, precisamente, no comparten sus ideas.

Esta descripción encaja perfectamente con el nombre del dictador africano, Teodoro Obiang, quien conduce los destinos de Guinea Ecuatorial desde 1979. Se dicen cosas terribles de este tirano. Buena parte de ellas se presumen ciertas.

Paradójicamente esta descripción también se ajusta totalmente a Fidel Castro, el dictador cubano que llego al poder por la fuerza, armas mediante y se sostuvo allí por décadas. Las Naciones Unidas ha sido el ámbito elegido para las reiteradas condenas a su régimen, fundadas en las permanentes violaciones a los derechos humanos que se le imputa, incluidos sus ya famosos presos políticos. La Argentina rara vez tomo la posición esperada frente a semejantes atropellos.

No es la idea de esta nota analizar si la visita del presidente africano ha sido un papelón internacional o no, o si el canciller cometió un error que puso incomoda a la Presidente obligándola a "despacharse" con un discurso, al menos incomodo para el "invitado". Esos no dejan de ser asuntos domésticos de menor relevancia y que solo muestran cierto grado de informalidad e improvisación.

Tampoco importa demasiado si el dictador africano fue convocado para firmar convenios de integración económica a las luces de su creciente desarrollo económico y sus riquezas en materia de energía. Esas serían solo cuestiones de mera conveniencia material. Después de todo para intercambiar bienes no resulta preciso comulgar con los valores morales de quienes nos compran o venden. Si así fuera casi seguro las naciones debieran aislarse. La magia del mercado justamente consiste en esa extraña fuerza natural que hace que contribuyamos entre nosotros, sin darnos cuenta, casi incluso en contra de nuestros propios principios.

No es esa la cuestión de fondo. Solo vale la pena apuntar a esta pendular actitud nacional que califica a los dictadores según sus simpatías, y no según sus actos. La cuestión de los derechos humanos es una causa noble. De eso no hay duda. Ojala tuviéramos el coraje de ser denunciadores internacionales de cuanta dictadura anda aun desplegándose por el planeta. Para ello resultaría preciso despojarse de los prejuicios infantiles que nos hacen defender lo indefendible.

Ofrecer las escalinatas de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires al patético dictador cubano, para que se pavonee frente a sus fans, es una ofensa no solo a nuestra recitada posición pro derechos humanos, sino lo que es mas grave aún, una bofetada al pueblo cubano, que no se puede dar el lujo de manifestarse libremente en la isla, sin correr el riesgo de ser apresado, cuando no torturado, por pensar diferente.

Los dictadores no se clasifican en simpáticos o antipáticos. La tiranía implica soberbia, crueldad y por sobre todo supone la desaparición de las libertades políticas e individuales más elementales. No caben los atenuantes. Tampoco sirve aplaudir a quienes pretenden eliminar el sistema democrático de la faz del continente. En Argentina sabemos bastante de dictaduras. Aun estamos tratando de digerir nuestro pasado. No alimentemos a los monstruos del futuro. Nos podemos arrepentir, y mucho.

El desafió es ser coherente. Y vaya si esta costando en estos tiempos.

*amedinamendez@gmail.com

sábado, 9 de febrero de 2008

Citados a declarar

por Florencia Saade*.

Ocho o diez de la mañana. Muere un heladero.
Entre tanto en el más allá, donde todos esperan que se lleve a cabo el juicio del final de los tiempos, San Benito perdió el archivo personal del recinto “Personajes universales”, donde estaban detalladas todas y cada unas de las actuaciones llevadas a cabo por éstos. Así que, sin más preludio, fueron citados los aludidos para dar parte de lo vivido en la tierra.
La sala de espera era inmensa. Los personajes iban llegando; algunos cándidamente iluminados, otros venían de un viaje más largo -de más abajo- y esperaban su turno para la declaratoria.

-¡Me interrumpieron justo cuando en mi nuevo instrumento se registró la diferencia entre las distancias de la luna y los planetas!
- Galileo, la paciencia engrandece al hombre, hermano.
- ¡¡Tomás de Aquino!! A vos te andaba buscando. Tengo un recado de Kierkegaard, dice que por favor pases por su nube, y le lleves el tomo 5 de “Cómo superar un amor platónico”.
- Muchísimas gracias hermano Agustín. A propósito, me llegó por el correo celestial tu última publicación de La ciudad de Dios; fantástico.
- ¿Cómo pueden perder tiempo en esas boberías?-. La voz áspera venía desde un lugar alejado, donde un hombre con bigote en forma de peine estaba apoyado en el medio de una columna. – La ineptitud de perder los archivos es intolerable.
- Adolf, podrías aprovechar esto como un designio divino y comenzar a arrepentirte de tus faltas.- intervino una vocecita dulce.
- No tengo nada de que arrepentirme, si mi pecado fue querer que prevalezca la clase pura aria, pues con orgullo me pudriré en el infierno.
- No tiene caso Teresa, no cambiará más.
- Pero Mahatma, nunca es tarde. ¿No lo has dicho tú tantas veces?
La puerta se abrió entre chirridos, llevaba tiempo sin sonar. Por ella entraron, casi sin enterarse a dónde iban, dos ancianos que debatían apasionadamente.
- ¡Basta Gregor Mendel! No te voy a entregar las últimas semillas que me quedan sólo para que tú sigas con eso de la evolución.
- Por favor Albert, si quieres te prometo que me dejo caer al infinito para probar tu teoría recién descubierta.
- ¡Pero que pérdida de tiempo! ¿Dónde está el libro de quejas?
- La paciencia querido hermano Lenin!.- volvió a aconsejar Tomás de Aquino.-¡La paciencia!
- Che Lenin, ¿por qué no te pasas por mi fosa hoy a la noche?- intervino Adolf.- Tengo un par de cositas que podrían interesarte.- Sus ojos brillaban anhelantes, extasiados.

La recopilación de datos llevó más de cien años; nada, teniendo en cuenta los tiempos de la eternidad. Lo que sí quedó claro, es que en la tierra o en el más allá, seguimos siendo lo que somos y aunque dicen que el tiempo cambia todo, hay ciertas cosas que no cambian más.
A lo lejos, en la encrucijada, llegando por el palier de San Pedro, se escuchó un alegre:

“¡Paliitoo, Bombón heladooooo!”


*Miembro del Centro de Estudio de los Intereses Nacionales Filial Tucumán.

viernes, 1 de febrero de 2008

Una Nueva Reforma Universitaria.


por Prudencio Bustos Argañaraz*.


Los conflictos provocados por los frustrados ingresantes a la carrera de Medicina han vuelto a poner sobre el tapete la impostergable necesidad de un debate serio y profundo acerca de la Universidad estatal que tenemos y la que queremos y necesitamos. Sin embargo, el populismo que inficiona nuestras instituciones y parece enseñorearse en todos los últimos gobiernos, evita ese debate, pues le conviene impedir que las cosas cambien para continuar medrando con nuestra decadencia.
Las pocas voces que se escuchan acerca del tema apuntan en general a reflotar los viejos mitos que todavía se esgrimen como verdades absolutas e irrefutables y que en muchos casos son, según mi criterio, la causa de la decadencia de nuestra enseñanza superior. Propongo en estas líneas un análisis desapasionado de algunos de ellos.
La gratuidad
En las universidades públicas la enseñanza debe ser gratuita, se nos dice, sin advertir que la gratuidad es una mentira, puesto que si no paga el que recibe el beneficio, lo hace por él el resto de la sociedad. Constituye además, un mecanismo perverso de reasignación de recursos, pues aunque a los impuestos los pagamos todos, es bien sabido que la mayor parte de los que concurren a la universidad no son los pertenecientes a los estratos socioeconómicos más bajos, sino los que gozan de una situación de cierto bienestar. El resultado es que el obrero termina pagándole los estudios al hijo del rico.
Mucho más justo parece que el que puede pagar lo haga y el que no, si acredita dedicación y voluntad de estudio, reciba una beca que le permita hacerlo y si es posible, mantenerse con ella si sus necesidades son mayores. Si los mismos recursos que hoy se destinan a subsidiar la oferta, pasaran de esa manera a subsidiar la demanda, habríamos dado un paso importante en orden a su eficiente asignación y a la promoción de los sectores más postergados de la sociedad. Además de incrementar el presupuesto universitario con los aportes de quienes pueden pagar y de obligar a las universidades a competir entre sí para atraer a los mejores.
El ingreso irrestricto
Este es otro gran engaño a Juan Pueblo, al que se le obliga a pagar los estudios de todos cuantos quieran ingresar, sin permitirle que les exija previamente una demostración de su verdadera vocación y su concentración al estudio, que lo hagan acreedor de tamaño subsidio. El daño social resulta mayor aún por cuanto esos recursos que se le quitan a la comunidad, sirven para atiborrarla de profesionales mal preparados –porque la capacidad de la universidad se ve desbordada– en una cantidad que excede sus necesidades. Con lo que también se estafa al propio estudiante, que en buena proporción terminará colgando su título para manejar un taxi o instalar un kiosco, frustrando así una vocación y perdiendo varios años de su vida.
¿Puede concebirse mayor desperdicio social que éste? En ningún país serio del mundo se ingresa a las carreras de gran demanda en las universidades públicas sin examen previo, y resulta paradójico que sean los grupos autocalificados de izquierda los que reivindiquen el ingreso irrestricto, privilegiando el interés individual por encima del social. Desde luego que habrá que idear mecanismos de selección adecuados y eficientes para evitar las injusticias, pero sin olvidar que la universidad no está para compensar los enormes defectos de los niveles primario y secundario. Igualar para abajo es la mejor manera de deteriorar una sociedad.
El cogobierno
Otro de los mitos es el del cogobierno, también un invento argentino que en ningún otro lado existe y que atenta contra la naturaleza misma de las cosas. El estudiante, al asumirse como tal, admite su ignorancia y reconoce la capacidad de sus profesores para enseñarle. Resulta entonces una rara paradoja que intervenga con su voto en la elección de quienes van a conducir la institución. Desde luego que deben implementarse mecanismos ágiles para que los estudiantes –razón de ser de la universidad– hagan conocer sus inquietudes y sus propuestas. Pero de allí a hacerlos gobernar hay un abismo.
La universidad debe educar a los jóvenes para vivir en democracia, pero no corresponde aplicarla en la elección de sus autoridades y en su gobierno. La democracia sólo tiene cabida cuando los integrantes de una comunidad son iguales entre sí. Es posible en la sociedad civil republicana, en la que todos los ciudadanos somos –al menos en teoría– iguales ante la ley. Pero resulta inviable en instituciones en las que existen jerarquías, como la familia, las fuerzas armadas, las iglesias o los institutos de enseñanza. ¿Puede alguien concebir a un padre haciendo votar a sus hijos pequeños para decidir cómo invertirá su sueldo? ¿O a los soldados eligiendo lo que van a hacer en la batalla?
Haber convertido a la Universidad en el campo de Agramante en el que los partidos políticos dirimen sus contiendas electorales ha sido la mejor manera de prostituirla. Hoy asistimos azorados a elecciones estudiantiles que disputan los radicales, los peronistas del gobernador o los partidarios del intendente de la Capital. Ni qué hablar del caso de los no docentes, cuya participación en el gobierno universitario no resiste el menor análisis.
La autonomía
Por último, merece un párrafo la famosa autonomía universitaria, entendiendo por tal la capacidad de una institución de fijar sus propias normas. Si la universidad pertenece al pueblo, que la financia con sus impuestos, le asiste a ese pueblo el derecho inalienable de establecerle, por medio de sus representantes, sus fines y algunas de sus pautas de manejo. Por caso, la determinación del número de profesionales que cada universidad –en este caso tanto las públicas como las privadas– puede admitir, debe ser establecida por el Congreso de la Nación, como parte de una política integral que contemple las necesidades de la sociedad y la capacidad de cada casa de estudios.
Otra cosa muy diferente, con la que suele confundirse la autonomía, es la libertad de cátedra, que sí debe defenderse a todo trance de los partidismos y los fanatismos. Vicios que preocupa haber visto prevalecer en casos como las persecuciones que debieron padecer en la Universidad Nacional de Córdoba el doctor Mariano Arbonés y más recientemente la doctora Norma Pavoni.
Seguir reivindicando los postulados de una reforma ocurrida hace 86 años resulta cuanto menos un anacronismo y parece más bien una excusa de los demagogos para dejar las cosas como están. Los problemas que aquejan a la universidad actual nada tienen que ver con los de que existían en 1918 y exigen que nos ocupemos de inmediato de buscarles soluciones eficientes. Las consecuencias de los errores en este campo no se miden en años sino en generaciones y a los argentinos no nos está sobrando el tiempo para perseverar en el ejercicio de experiencias fracasadas.


*Historiador, ex senador provincial.

La provincia redujo su presión fiscal y puede avanzar más-


por Castor López*


En las bases programáticas del Frente Cívico, elaboradas durante el año 2004, se visualizaba que una de las limitantes del desarrollo provincial la excesiva presión fiscal vigente que, según una medición de la Fundación Mediterránea del año 2003, situaba a nuestra provincia en el ultimo puesto 24 en el mapa de la presión fiscal de Argentina.
La carga tributaria total promedio que, sobre las familias y las empresas de Santiago, representaban los impuestos nacionales, provinciales y municipales alcanzaba al 40% de los ingresos. Para dejar más dinero disponible para un mayor consumo o ahorro (y una mayor inversión que, a su vez, genera más empleos) era menester disminuir la presión fiscal subnacional, tanto provincial como las municipales. Así, una de las políticas públicas prioritarias del año 2005 fue la modificación del código fiscal provincial, disminuyendo las alícuotas del impuesto sobre los ingresos brutos y los sellados. Una nueva medición de la misma Fundación del año 2006, ya ubicaba a Santiago del Estero en el puesto 9 entre las 24 provincias del país, con una presión fiscal agregada del 34,3%. Además, estos resultados de la reforma fiscal provincial derribaba el arraigado mito local que la reducción de las tasas impactaría negativamente en los recursos propios. Por el contrario, durante el periodo 2003-2006 la recaudación provincial se incrementó de $96 millones a $186 millones, avalando la suficientemente comprobada tesis (los contribuyentes “compran más impuestos” cuando estos son “más baratos”) del economista Arthur Laffer. Un último estudio en el año 2007 de la referida Fundación, ubica ahora a nuestra provincia en la posición 5 en Argentina con una carga de impuestos directos y al consumo del 32,8% de los ingresos de los agentes económicos formales. Dado que la voracidad fiscal del Estado Nacional no disminuye, es imprescindible continuar reduciendo la presión fiscal subnacional, por ejemplo mediante la eliminación del impuesto a los sellos y del fondo de reparación social (¡un impuesto al empleo!). Se resignarían solo $60 millones anuales (menos del 2% del próximo presupuesto público provincial) pero que, liberados éstos al sector privado provincial, se transformarían inmediatamente en inversiones y empleos que contribuirían muy relevantemente al sostenimiento del actual crecimiento de la economía provincial.


(*) Diputado Provincial de Pro+Recrear.

¿Tan inmunes somos a la crisis?


Gustavo Lazzari*

Las caídas en las cotizaciones bursátiles en casi todas las bolsas del mundo experimentadas en los últimos días es vista con cierta desatención en la Argentina. Superávits gemelos (fiscal y comercial) sumado al stock de reservas internacionales constituirían una muralla contra las contingencias internacionales.

El exceso de optimismo es peligroso.

Los resultados de las ruedas bursátiles de la tercera semana de enero, no brindan información adecuada para inferir si la crisis es sólo bursátil (acomodamiento de precios de los activos financieros) o si se trata de una crisis económica que repercute en las cotizaciones. Es decir si los mercados son el problema o el reflejo del problema.

La diferencia no es menor. En el primer caso, la Argentina estaría relativamente aislada. No tiene relaciones fuertes con los mercados financieros. No está emitiendo deuda relevante ni recibe flujos de inversión extranjera de consideración. ( La IED en 2006 fue de 4500 millones de dólares, detrás de México, Brasil, Chile y Colombia, en la región).

Sin embargo, si la crisis es el coletazo de un problema económico, nuestra vulnerabilidad aumenta fuertemente.

El actual programa económico se basa en tres pilares que tienen relación directa con los flujos comerciales mundiales. (Viento de cola)

Los pilares son:

Superávit Fiscal:

Por cuarto año consecutivo el Sector Público muestra un superávit primario (antes de intereses). En 2007, representó 3,2% del producto, unos 25.670 millones de pesos. De esta cifra, el 80% correspondió a ingresos por retenciones a las exportaciones, especialmente de commodities agropecuarios y energéticos. (Soja, Maíz, Trigo y Petróleo).

Es decir que cuatro de cada cinco pesos del superávit depende de la demanda externa de productos agropecuarios la cual es una función directa de la bonanza económica de nuestros principales mercados. (Brasil, , Estados Unidos y China)

Cabe destacar que el superávit fiscal garantiza la gobernabilidad política. El gobierno central basa su poder político en el manejo del superávit. Por cada peso de superávit se recaudan 1,4 pesos en la suma de retenciones e impuesto al cheque.



Superávit Comercial:

En 2006 el superávit comercial fue de 12.306 millones de dólares. Se estima para el 2007 un superávit de 10.200 millones.
El índice de precios de las exportaciones está en el nivel mas alto de los últimos 20 años, empujado por el precio de los commodities.
El 66% del total exportado tiene como destino doce países. Los cuales están directamente afectados por una posible recesión en Estados Unidos dado que los americanos son los primeros socios comerciales de estos países individualmente considerados. Es decir que las compras de Brasil, Chile, Estados Unidos, China, España, Países Bajos, México, Italia, Uruguay, Alemania, India y Rusia, se verán afectadas.
A su vez, el 60% de las exportaciones corresponden a los complejos directamente relacionados con la demanda de commodities (Complejos Sojero, cerealero, cárnico, combustibles, frutihortícola y pesquero).
Esta excesiva concentración de mercados (especialmente comprometidos por esta crisis) y de productos (directamente relacionados con el boom mundial) nos hace aún mas vulnerables.
Un dato adicional, por cada medio punto que merma la tasa de crecimiento de China, su volumen de compras se reduce en un valor equivalente a todas las exportaciones argentinas.


Stock de Reservas:

La información al 11/1/2008 del BCRA da cuenta de un nivel de reservas de 46.748 millones de dólares. Muchos analistas que dicho nivel es suficiente para afrontar cualquier crisis. Sin embargo, el stock de Letras del Banco Central, (títulos de deuda que emite la entidad bancaria a los efectos de absorber pesos que de otra manera tendrían destino inflacionario) es de $ 49.980 millones (al 11/1/2008).

Es decir que por un lado el BCRA tiene Reservas por 46.748 millones de dólares pero en el otro bolsillo debe 15.618 millones de dólares. Si descontamos el Stock de Lebac las reservas rondarían los U$S 30.000 millones.


En conclusión: si la actual crisis fuera solamente bursátil, nuestro país estaría relativamente aislado y por lo tanto no deberían esperarse mayores consecuencias.

Ahora si la crisis es de origen económico (recesión fundada en Estados Unidos, con impacto en la demanda global y en el crecimiento de los BRIC Brasil, Rusia, India y China) entonces nuestra preocupación debe ser mayor.

Nuestro antiamericanismo y nuestro sentimiento antiglobalización no nos debe llevar a conclusiones equivocadas.


*Director de Politicas Publicas de la Fundación Atlas 1853

Politica exterior sin exito



Por Alberto Asseff*

Entre un pensador y un erudito
existe la misma diferencia que
entre un libro y un índice de materia
s

Ortega y Gasset decía que la política exterior es la directriz del resto de las políticas de un Estado. De su acierto dependen todas las demás.

La Argentina de los últimos años y sobre todo a partir de la hipercrisis de 2001 ha ido declinando en el plano mundial y regional. A pesar de la recuperación económica -fogoneada mucho más por la bonanza planetaria y su viento de cola que por un plan de desarrollo bien cerebrado y mejor ejecutado- nuestro país no incrementa su prestigio. Abdica de su rol de país emergente. Sabido es que, salvo que se disponga de una economía portentosa y de fuerza militar, una de las fuentes para acumular poder nacional es el prestigio. Buena calidad de vida e institucional, cabal cumplimiento de los contratos, por caso, son cimientos del prestigio. Estamos en falta en esto. La desigualdad social y la política semifeudalizada no contribuyen a la buena fama. Falta honradez administrativa en los gobernantes. El orden social y el cumplimiento de la ley, ¡ni hablar!. Inclusive, un tránsito respetuoso con bajo índice de accidentes es otra señal que prestigia a un pueblo nacional y que no tenemos. Padecemos de un Estado burocrático -exigidor de sellos, certificados, papeles y fojas agregadas, pero moroso y trabante de cualquier trámite incluido el de apertura de una fábrica que da trabajo y mueve la actividad-. Tampoco es prestigiante de la Argentina que acá no existan literalmente premios y castigos y que, por ejemplo, al productor que se desloma laborando le aumenten las retenciones, pero a quienes viven parasitariamente de rentas los sigan estimulando con exenciones tributarias. Ni mencionar a quienes se queman las pestañas estudiando, pero postergados por unos avivados acomodados. La discontinuidad, con nuevos gobiernos "refundadores", no nutre el buen nombre del país.

Empero, como no todo es negro, vale traer a colación que sí prestigia al país que continuemos engendrando tantos creadores, en todas las áreas, que tengamos tantos universitarios, que todavía nuestra ciencia y tecnología exhiban signos de vitalidad, que no obstante el monstruoso centralismo metropolitano aún dispongamos de una Córdoba, un Rosario, una Bahía Blanca, una Mendoza o Tucumán. Que tengamos tantos y tan buenos productores rurales. Y que persistan las sanas rebeldías y los nobles objetivos de un país mejor que prosiguen anidando millones de connacionales.

SUCESION DE FRACASOS INTERNACIONALES

A título enumerativo quiero consignar los fracasos más notorios -muchos de ellos dolorosos también- de nuestra política externa. Lo haré sin que la prevalencia indique algo más que su ubicación en la exposición.
Relaciones congeladas con el Perú, otrora nuestro mejor aliado y amigo en todo el planeta. No tiene perdón. El ex presidente riojano fue el primer responsable de este descalabro. El ex jefe de Estado Kirchner su continuador.

Mercosur paralizado y desencantador. Era la política de Estado -junto con la de Malvinas- más importante, pero seguimos asistiendo entre impávidos y boquiabiertos cómo se evapora un gran proyecto. Faltan pensadores, arquitectos, ejecutores.

Unión Sudamericana diluida. Es consecuencia directa del herido Mercosur, pero también de la inadmisible superideologización de un proyecto fundamental como lo es forjar una gran unidad confederal de las patrias sudamericanas, único modo de obtener un palco preferencial en el teatro universal.

Carecemos de protagonismo en el Foro de países Emergentes o intermedios. Los intereses nacionales reclaman que allí seamos actores.

Vínculos con China, la potencia que marcha hacia el podio principal. De euforia a frío cuasi polar. Con esa pendularidad no se maneja un trato tan relevante que amerita mucha más planificación y buenos resultados.

Con la vecina Sudáfrica deberíamos tener una estrechísima relación e intercambio. Es clave para nuestra proyección hacia el África, territorio del futuro inmediato en muchísimos planos. Sudáfrica debería ser asimilada a un vecino directo. Afortunadamente, en estos meses se podría suscribir una Unión Aduanera con ese país a través del Mercosur.
Con España declamamos una consonancia estratégica, pero algo dice que esto funciona más en los papeles que en los hechos, como lo prueba la postura de Europa contradictoria con nuestra reivindicación de las Malvinas.

Con Venezuela, país con el que sí o sí, debemos tener los vínculos muy bien aceitados, nos dejamos entrampar por los excesos caribeños de su líder en lugar de contribuir a darle racionalidad. Nuestra función no es la de claque de Caracas ni de nadie, sino de ejercer nuestro rol de país serio que rectorea rumbos.
Colombia tiene un drama desde hace 50 años. Es la peor guerrilla del orbe: sin ideas plausibles y justicieras y cada día más mercader del más hediondo de los tráficos, la droga. Debemos ayudar a nuestra hermana Colombia, pero nunca montar un escenario contradictorio, indiscreto y vulnerable que pueda descolocar a sus autoridades legítimas. Colombia merece otra actitud nuestra.

Con Chile debería avanzarse. Menos discursos, más hechos. Falta una estrategia proactiva común en la Antártida. Con Montevideo, ¡qué hablar!. Habrá que aguardar a La Haya y su dictamen y mientras insistir en que la hermandad con los orientales, que nace del sentimiento más profundo, no se negocia, no va a juicio y no se discute.
Con Brasil, hay morosidad en profundizar los acuerdos en materia nuclear, de aviación, de tecnología, de petróleo y demás. Inclusive debería avanzarse en la defensa común del Atlántico, desde la zona de Guayana hasta el polo sur.

Con México hay pereza para ahondar el rico plano cultural que puede y debe ser la ventaja de esa relación.
Con Bolivia, además del buen trato con el presidente Evo, debe desplegarse el vinculo con Santa Cruz y Tarija. Es una cuestión en la cual debemos mostrar el buen arte de la conducción, con una aguda política de vecindad.
Con Paraguay deberíamos imaginar algo intrépido para sellar nuestra unidad de acción.

A EE. UU. hay que tratarlo con sabiduría. Es ridículo chumbarlo. Es irracional desafiarlos. La política exterior exige madurez, como la que porta Marco Aurelio García, el talentoso asesor de Lula. Los norteamericanos quieren que ejerzamos mayor autoridad regional, así como antes reaccionaban si pretendíamos hacerlo. ¿Qué ha variado? El fin de la guerra fría transformó al mundo entero en una acechanza para EE. UU. Ellos aspiran a una América Latina con relativa normalidad y para esto es menester que la Argentina y el Brasil, pongan su impronta. Ensambla este objetivo con nuestro interés nacional. Nosotros debemos alinearnos sin reticencias ni cortapisas en el antiterrorismo y extender esa cruzada a la neo esclavitud, a la indigencia, a la droga, al tráfico de armas, al lavado de dinero. Son emblemas que además de nobles nos aparejarán prestigio y amigos, sobre todo en la opinión pública internacional. Insistir, sí, en la multilateralidad, desechando la peligrosa unilateralidad que cautiva a Washington. Hay que combinar independencia con amistad.

La Argentina es un país importante, inclusive a pesar de nuestra clase dirigente. El mundo puja por la biodiversidad, por los alimentos, por la energía, por el agua. Tenemos voz en todo esto. Pero debemos ejercerla junto con nuestro voto. Depende de que elaboremos una verdadera política exterior. El fin es reducir las amenazas y aprovechar las oportunidades.
Lo importante es que así como existen cuantiosos fondos y muchos protagonistas para manejar, por caso, la "política piquetera" o la "interna" del oficialismo, en otra parte del gobierno debe existir mucho más pensamiento y patriotismo para ejecutar una inteligente política exterior que reponga nuestro prestigio, vale decir nuestro poder nacional

Además, la Casa Rosada no puede apelar a la política externa para consumo político doméstico. No reprochar al mundo lo que es de nuestra responsabilidad. En una palabra, ser serios. Y tener una estrategia externa.

*Presidente de UNIR
Unión para la Integración y el Resurgimiento
Integrante del Consejo Academico de CEIN TUCUMÁN