sábado, 10 de noviembre de 2007

Faltan boletas


Por Alberto Asseff*

El comicio del 28 de octubre fue el peor desde el 30 del mismo mes, pero de 1983. No, ciertamente, por el resultado, asunto ajeno a estas líneas, sino por los procedimientos y las irritantes irregularidades.

Con cinismo flagrante los gobernantes dicen que "siempre existieron pillerías". Es así, pero en estas elecciones lo que hubo fue trampa. Si su dimensión numérica no alcanzó para falsear el resultado no contradice que causa repugnancia la prepotencia y el antidemocratismo de demasiados actores de la degrada política que sufrimos.


Hubo dos sobresalientes anormalidades: las autoridades de mesa y las boletas electorales. Miles de ciudadanos designados como presidentes de mesa o no recibieron sospechosamente la notificación o se excusaron. Otros tantos fueron nombrados en sustitución de aquéllos, sin preparación para la carga. También miles de mesas comiciales se abrieron sin las boletas de varios partidos de la oposición y en innúmeros casos durante el transcurso de la elección se hurtaban esas papeletas.

Algunos años ha analizábamos con colegas abogados paraguayos de Yacyretá la idiosincrasia de nuestros muy hermanos países. Concluimos en destacar un punto: más que subdesarrollados somos suborganizados.

La organización es la clave del éxito de cualquier empresa. Por una que corona sus objetivos sin una depurada organización, 99 le deben a ella los logros. Cualquier actividad humana necesita de buena organización. La labor de una oficina, la tarea de una escuela, el juego de un equipo deportivo, el estudio de una carrera. Todo.

La votación se practica en las escuelas del país. ¿Qué impedimento existe para organizar definitivamente la cuestión de las autoridades de mesa nombrando a los directores, maestros y profesores para ese cometido? En sus propios establecimientos y con la indispensable instrucción legal. Al fin del mes siguiente en su sueldo se incorporará el plus por este desempeño y además tendrá el lunes posterior al domingo electoral un franco compensatorio.

Tener resuelto quiénes serán las autoridades de mesa de aquí en más es un asunto decisivo. Que esas personas se hallen debidamente entrenadas para el cargo también.

Lo de las boletas configura una falla estructural del sistema que sólo tiene una solución: cambiarlo. La deficiencia actual es insalvable porque el hurto o el faltante de boletas es insubsanable si los jueces y altos funcionarios del ministerio del Interior insisten en delegar la responsabilidad en los partidos políticos, sin asumir la que ellos irrenunciablemente poseen.

El Código Electoral en su art. 98º es clarísimo: "(el presidente de mesa) también cuidará de que en él (cuarto oscuro) existan en todo momento suficientes ejemplares de las boletas de todos los partidos...".

No es racional ni sustentable un sistema electoral que posibilita en los hechos que los ciudadanos voten sin que existan boletas de todos los partidos que han oficializado candidaturas. Tampoco que la propia autoridad -el presidente de mesa- repita por miles una frase antidemocrática por definición: -"Vote por lo que hay en el cuarto oscuro o vote en blanco". Aunque menos, asimismo se oyó: "Si no, no vote".

El sistema vigente no va más. La boleta individual por partido es costosísima, difícil de manipular, compleja para escrutar, propicia para el fraude y su hurto del cuarto oscuro –y asimismo su destrucción, el voto en cadena y demás. Es definitivamente anacrónica. Hubo catorce fórmulas para presidente el 28 de octubre. Suponiendo que cada una imprimió igual cantidad de boletas que de electores -27 millones- debieron existir 378 millones. El costo para el Estado fue de más de $4 millones, sin contar el gasto de combustible y horas-hombre para su acarreo y sin contabilizar los salarios de las centenas de personas que en las 24 Secretarías Electorales tuvieron la nada plausible labor de sellar 150 mil boletas modelos. Parecían empleados de los tiempos de la colonia.

La boleta papel individual por fuerza política es, además, la que facilita la sábana horizontal, es decir el voto arrastre. Se elige a un presidente, pero esa opción implica votar por consejeros escolares y demás casi sin conciencia de ello.

Los fiscales partidarios constituyen -ausente la militancia cívica y alicaído el crédito social de los partidos- una oferta laboral más en el mercado del trabajo. Este se ha flexibilizado tanto -para envidia de los gurúes ultraliberales- que en medio de su faena son capaces de pasarse a otro patrón sólo porque sube el precio del servicio. Nadie parece ni imaginarse el efecto devastador que tiene para un partido equis que su fiscal -dotado de un poder partidario que lo habilita para actuar en la mesa- cambie de mandante en medio de la elección. En el Gran Buenos Aires el domingo 28 de octubre estos pases de fiscales estuvieron a la orden del día.

El Estado -a través de la Justicia Electoral- debe garantizar en forma absoluta y sin cortapisas que en el futuro se vote con todas las opciones disponibles y a la vista del elector. Nunca más eso de "faltan boletas".

Para consumar este elemental objetivo hay dos vías: o la papeleta única impresa por el Estado y distribuida por todas las mesas de votación o el voto electrónico.

En "Norte" de Resistencia, el 21/09/03, y en otros diarios propuse estas reformas y fue analizado cómo hacerlas. Simplemente, cualquier procedimiento puede ofrecer reparos, pero el actual es insostenible.

Mientras va madurando el voto electrónico, la papeleta única nos posibilitará reducir por diez los gastos, asegurar que estará en las 76 mil mesas del país desde las 8 hasta el fin de la elección, que la lista sábana horizontal quede sepultada y que el escrutinio sea más sencillo y confiable. Si a eso agregamos que tendremos autoridades de mesa estables e idóneas, habremos avanzado para ingresar en la modernidad electoral. Por ahora nos hallamos atrapados en las tenebrosas redes de punteros, papeles, trampas y vergüenzas.

En esta materia de trapazas vale consignar una que ocurrió en el Tigre. Para desplazar al partido Acción Comunal del extinto Ubieto se necesitaba, además de votos, una diversidad de trampas, entre ellas la de inventar un partido municipal llamado Acción Vecinal, diseñar una boleta calcada de la de aquél y así confundir al elector. Con esta modalidad el Frente para la Victoria se llevó un 7% de los votos decisivos para cambiar el signo político de ese distrito bonaerense.

Quizás otro día analizaremos que el ganador del 28 de octubre fue esa masa de 9 millones de ciudadanos que literalmente desapareció del comicio, absteniéndose. Es inquietante. Amerita que nos ocupemos y preocupemos. Algo se ha vaciado y corremos el riesgo de pedalear en el aire o, como decía Bolívar, de arar en el mar. La política exige hasta el clamor por reformas. De esas que llegan hasta el hueso.

*Presidente de UNIR

Unión para la Integración y el Resurgimiento

pncunir@yahoo.com.ar

1 comentario:

Unknown dijo...

Para hablar de voto electronico creo muy importante ver el programa numero 34 de Dominio digital.

www.dominio-digital.com.ar/veronline.htm