lunes, 17 de septiembre de 2007

El patriotismo que nos falta


Por Alberto Asseff*

No terminamos nunca de escrutarnos acerca de qué nos pasa. Corre el segundo lustro del nuevo siglo y seguimos en esa búsqueda, al igual que continuamos clamando por un proyecto nacional y sin acertar a explicarnos el motivo por el cual siendo grandes y bien dotados estamos recurrentemente acechados por nubarrones e incertidumbres. Nuestra vida colectiva está más cerca del gemido que de la sonrisa. Para colmo, periódicamente nos atrapa una crisis conmovedora.

Si persistimos en no encontrarnos con nosotros mismos la conclusión es irrebatible: algo y muy importante nos está faltando. Una falla relevante nos traba y embarga. Y, peor, por no diagnosticarla, se agrava con el tiempo.

Salta a la vista que carecemos o, como mínimo, no nos sobra educación, identidad cultural, respeto por lo común y por el prójimo, aptitud para la asociación, apego a la ley, ética pública, valoración de la institucionalidad, confianza social en el Estado, la Justicia, la policía, los partidos políticos y tantísimo más. La nómina sería inacabable, tanto como nuestras carencias.

LA FALTA PRIMORDIAL

Sin embargo, emerge una adolescencia principal, la falta de patriotismo. Es que toda la ristra de calamidades, defectos, insuficiencias y ausencias pueden reducirse en un denominador común: el desamor por lo nuestro o, más suavemente expresado, la tibieza de ese amor. Esta desidiosa actitud implica ignorar algo esencial: el sentimiento patriótico es un ordenador social y una precondición para que funcionen bien todos los planos de la vida colectiva.

En la Argentina el más sobresaliente de nuestros defectos es que tendemos a hacer la de cada uno y correlativamente esquivamos laborar por la colectividad. Somos un país plagado de regulaciones estatales, pero superlativamente individualista. Ni EE. UU., portaestandarte de la libertad, exhibe ese grado exorbitado de individualismo. Allí, para ingresar a un consorcio de copropietarios de un edificio, los consorcistas examinan a quien pretende comprar una unidad y tienen lo que se llama bolilla negra. Además, nadie puede mudarse si no coloca en su piso una alfombra de un grosor específico de modo de molestar con sus pisadas al vecino de abajo. Esto, que parece baladí, patentiza el sentido de comunidad que existe allá y que acá ignoramos.

Sin amor todo es un arar en el mar, como dijo Bolívar. Sin ese sentimiento todo suena a precario, por no decir falsario. Erich Fromm dice en “El miedo a la libertad” que quien es capaz de amar a lo propio, llega con ese amor a toda la humanidad.

Con amor hasta de los errores extraeremos aciertos y produciremos rectificaciones. Con patriotismo habría desarrollo social y no clientelismo, política y partidos, no politiquería arribista, obra pública sin sobreprecios, proselitismo sin demagogia, mensajes sin crispar al pueblo, justicia sin rencor, Estado sin tanto papel y enfermantes expedientes, menos leyes, pero más cumplidas y todo lo que anhelamos y cada vez intuimos que se halla en las lejanías. Además, no se conoce pueblo alguno que prospere sin poseer una equilibrada, pero indispensable autoestima.

LO QUE NO ES PATRIOTISMO

Como la Argentina es el único sitio donde hay que aclarar cómo es el sentimiento de patria que profesamos, es menester decir que el amor por lo nuestro no es racismo, autoritarismo, discriminación, odio y ninguna de esas lacras y miserabilidades, como diría Yirigoyen.

El patriotismo aún sueña con los 100 millones de habitantes y por eso abre sus brazos a todos, como dice la Constitución, empezando por los pueblos vecinos. Cree a pie juntillas en la supremacía de las instituciones y por ello repudia al exceso de poder y las tendencias autocráticas. Es amor, es decir la antípoda de la aversión por los otros.

El patriotismo es la antítesis de ese devastador mal argentino enunciado por el "no te metás". Es, por el contrario, compromiso moral y cívico a partir del máximo cordón umbilical que nos une con los demás, es decir, el amor por todo lo nuestro.

*Presidente de UNIR
Unión para la Integración y el Resurgimiento
pncunir@yahoo.com.ar

No hay comentarios: