domingo, 2 de septiembre de 2007

Que simplemente lo Dé


El PRD y el informe presidencial


Eduardo García Gaspar*

Nada como escuchar al quejoso, para comprender su historia. Lo sucedido el fin de semana con el informe presidencial tiene sus antecedentes. A eso quiero referirme.Se tiene un buen antecedente resumido en una columna de Leonel Cota Montaño, presidente del PRD (Excélsior, 29 agosto). Desde luego, su postura es opuesta a la administración de Calderón. Nada que no se supiera antes.Lo interesante es su razonamiento. Dice al principio que
“Queda claro que el anacrónico ritual del Informe, como el ‘Día del Presidente’, no puede repetirse más, muy a pesar de los esfuerzos panistas por restaurar el caduco presidencialismo y una de sus ceremonias más emblemáticas”. De acuerdo con él. Ese día era incluso de vacación forzada y lógico en un régimen presidencialista.Ya no más. El presidencialismo quedó atrás y existe división de poderes. Eso es bueno. Lo que le falta a Cota y a otros es mencionar que tal festividad presidencial no era una imposición presidencial, sino una parte del juego, que los legisladores apoyaban. Y también le falta mencionar que ese mismo informe puede seguir realizándose, ahora sin las alabanzas al presidente.Porque al fin y al cabo, ese informe es de utilidad para los legisladores y para el resto de la gente. Oponerse a ese informe no tiene sentido, es igual a oponerse a que los ciudadanos oigan el mensaje de uno de los poderes. La opción no está entre alabar al presidente o impedir que dé el informe. Hay otra opción más racional, que es la de dejar que lo dé simplemente.La otra queja de Cota se refiere a su juicio del desempeño del ejecutivo. Afirma que al final, Calderón no ha hecho nada. Antes del informe Cota ya ha emitido su juicio. No hay sorpresa aquí tampoco. Sólo con un presidente de su propio partido Cota hubiera emitido un juicio favorable, incluso con los mismos resultados de Calderón. Así son los partidos políticos.Se tiene entonces una mejor visión de lo que está atrás de las posturas del PRD. Se oponen a Calderón y manifiestan eso impidiendo que el presidente informe a los ciudadanos como se hacía antes. Es una postura ridícula que daña a la democracia mexicana. Nadie pide que se alabe al presidente, ni que se le coloque en un nicho de adoración. Sólo que informe. Eso es todo y no es mucho pedir.Si lo que informa es cierto, o no, ésa es otra historia. Pero no pienso que en un sistema republicano un poder pueda impedir a otro cumplir con un deber para los ciudadanos. De un extremo, se ha pasado al otro y ambos son malos. Antes los legisladores eran los acólitos serviles en el informe. Ahora son lo opuesto, los agitadores que interrumpen e impiden. No era bueno el presidencialismo, pero por la misma razón tampoco es positiva la postura del PRD.Tan mala fue la rendición de pleitesía incondicional al presidente, como la costumbre de interrumpir su informe y, peor aún, impedirlo. Es necesario entender que esos dos extremos son erróneos. No hay necesidad de cambiar nada en el proceso. Lo único que debe cambiar es la actitud de las personas, del legislativo y del ejecutivo.Un párrafo de Cota es digno de mencionar. Dice que
“Si en verdad se quiere reparar la disfuncional relación entre los poderes para lograr una estabilidad política, es fundamental que haya voluntad con el fin de asumir en toda su dimensión el quiebre histórico que representó el 2 de julio de 2006 y reconocer la urgencia de modificar el pacto institucional, en vez de aparentar que aquí no ha pasado nada”.Creo que esto es la clave: traducido al español, ese párrafo se refiere a la pérdida de las elecciones de su candidato. Aún no lo quiere reconocer Cota y quizá podamos concluir que en esto se fundamenta su postura. Tampoco es sorpresa. La realidad no ha podido ser aún asimilada. Y de allí que entonces Cota se torne ese crítico que quiere imponer al legislativo por encima del ejecutivo y que emite el juicio del ejecutivo antes de que informe.Esto es cortedad de vista, una enfermedad muy propia de los gobernantes y causada por el poder y las ansias de tenerlo. La cura no es “modificar el pacto institucional”, como Cota propone y lo que sea que ello signifique. La solución es un cambio de actitud en la mente de él y gente como él.


*Director de ContraPeso.com (Mexico)

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