domingo, 2 de septiembre de 2007

¿A quien beneficia la absolución de Elisa Carrió?


Nicolás Márquez*

Dejando a un lado tecnicismos jurídicos y aspectos procesales o doctrinales juspositivistas (que en la Argentina importan bastante poco en una administración de justicia de suyo intervenida y politizada), en el día de ayer se ha vivido la paradoja de que un gobierno caracterizado por la prepotencia, las restricciones a la libertad de prensa, a la libertad religiosa (calificada de “sede impedida” por el propio Vaticano) y a la persecución o proscripción de opositores, la Dra. Elisa Carrió salió absuelta de culpa y cargo, por las imputaciones que por calumnias e injurias pesaban sobre ella.

¿Fue un fallo jurídico o un fallo político?

No lo sabemos ni lo podemos probar. Empero, queda claro que no le convenía en modo alguno al oficialismo, ante la inminencia de una elección presidencial, que la principal referente de la oposición resultase condenada por la justicia por denunciar imputaciones concretas ante un homicidio acaecido que comprometería a la mafia pesquera sureña y rozaría a fieles amigos de los Kirchner.

En efecto, la condena a Carrió hubiese sido involuntariamente funcional a ella misma, pues la hubiese agigantado políticamente al exponerla como víctima o perseguida del régimen.

¿A quién beneficia el fallo absolutorio entonces?

Desde el punto de vista humano, a Carrió, no hay duda, a nadie le es grato estar condenado penalmente y mucho menos padecer la cárcel. Pero desde el punto de vista político, hubiese sido un boomerang para el régimen el tener a Carrió presa o condenada.

Pues de haberse dado dicho episodio, habrían llovido en plañidero repudios masivos por parte de la prensa mayoritaria, así como también todo un kilométrico rosario de adhesiones y manifestaciones de apoyo y solidaridad a su persona, que por añadidura hubiesen elevado su capital político al paroxismo en detrimento precisamente de la heredera dinástica el régimen, Cristina Fernández de Kirchner, reacondicionada longeva devenida en teenager, quien al parecer pretende suceder el trono real no por los méritos hegelianos que se pretende autoadjudicar sino por compartir el lecho conyugal con Don Néstor.

Por lo pronto, Carrió libre y en campaña prosigue acercando posiciones con Ricardo López Murphy mientras Macri (quien sigue ocupado y preocupado nó por los destinos de la desvencijada Patria sino por el partido con Independiente de Avellaneda y los avatares del ABL) queda voluntariamente reducido a mero dirigente municipal.

*Abogado y autor del Libro, la otra parte de la Verdad

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