jueves, 12 de julio de 2007

La crisis energetica



Por Alberto Asseff *
para CEIN TUCUMAN



Pueblo mal guiado, pronto arruinado

No nos conducen con maestría, pero no nos hallamos en ruinas. No tentemos al diablo...

En medio de la bonanza económica planetaria -hasta Mongolia Exterior, Nepal y Moldavia crecen espectacularmente-, cuando la Argentina estaba recuperando sus índices macros -no, por cierto, su desigualdad, la concentración de la riqueza y la pobreza estructural-, la crisis energética irrumpió. No fue sin aviso, pero lo mismo nos sorprendió sin planes. Rige un neointervencionismo estatal anacrónico, pero sigue sin existir planificación.

Hasta hoy la respuesta gubernamental ha sido harto insuficiente pues no hizo lo más elemental y lo que debe estar al principio: reconocer la existencia de un grave problema, modo ineludible para empezar a removerlo.

Ante el golpe de la energía insuficiente para responder a la demanda, lo primero es un programa de ahorro solidario y nacional. Desenroscar tres bombitas de los hogares, bajar el consumo de los comercios y oficinas públicas pueden significar precisamente los megavatios que necesita nuestra industria y nuestro campo para seguir produciendo y dando trabajo. La falta de energía estimula los costos y fogonea la inflación. Devora la ventaja competitiva exportadora que es el tipo de cambio.

UNA BREVE HISTORIA

YPF, que llegó a facturar 10 millones de dólares diarios, fue pionera. Cierto es que además de una empresa productivo-comercial parecía un inmenso ministerio burocrático. Empero, colonizó la Patagonia, erigiendo desde hospitales hasta capillas, pasando por barrios enteros, caminos, electrificación. Suplió a la inexistente Corporación para el Desarrollo Patagónico, ente que sí tienen en Brasil y hasta en EE. UU., como el del Tennesse, para promover el medio oeste.

Invirtió mucho en explorar -que es esencial para mantener el ritmo de provisión y para aumentarlo. También fue saqueado. Los planos de la exploración eran robados y con ellos aparecían las empresas privadas quedándose con áreas sin riesgo, pues el petróleo había sido descubierto y cubicado. En la época militar, por caso, cuando recaló en YPF Suárez Mason, aterrizaron gerentes y subgerentes provenientes de las empresas privadas. Supuestamente fue para "administrar mejor". El resultado resultó catastrófico para los intereses nacionales. Dejaron a YPF endeudada, produciendo igual, sin nuevas áreas exploradas y a "punto de caramelo" para que sea malvendida como sucedió en 1992 de la mano de Menem, con el apoyo de casi todos, empezando por el gobernador de Santa Cruz y su cónyuge a la sazón diputada local. Para colmo, el cáncer de la corrupción entró a YPF y creció hasta la corrosión.

Durante muchos años -demasiados- se debatió si convenía invertir en hidroelectricidad. A tal punto llegó el desaguisado planteo que en los comienzos de Onganía, en 1966, hubo funcionarios del sector Energía que se oponían a construir El Chocón -demorado desde que primero el senador José María Guido, en tiempos de Frondizi, y luego el senador Enrique Gadano, en los de Illia, impulsaron esta magna obra- "porque es absurdo darle energía a las ovejas". Así de luminoso y estratégico fue el "pensamiento" de muchos encumbrados ocupantes del poder en nuestra querida y pésimamente gobernada República. Simultáneamente, el Banco Mundial nos daba generosos créditos, pero nunca se le ocurrió decir: “Oigan, son para que planifiquen y ejecuten la provisión de energía que su desarrollo va a requerir”. La complicidad en el desastre energético trasciende nuestras fronteras.

Con Yacyretá lo que acaeció no tiene perdón. El aprovechamiento de los saltos de Apipé -así se llamaba la isla argentina, pero los paraguayos exigieron que el emprendimiento pase a conocerse con el nombre exclusivo de la isla de ellos, Yacyretá- fue estudiado en la época del Dr. Hipólito Yrigoyen. Recién en diciembre de 1973 se pudo firmar el acuerdo con nuestro vecino - con el que en 1811 suscribimos un tratado de "confederación perpetua", pero que la estulticia dejó en el olvido. El monto previsto fue 1.800 millones de dólares. Hoy, cuando faltan invertir casi mil millones, el costo superó los 13 mil millones, previéndose que recién a fines de 2008 estará concluida la obra.

En Ayolas, del lado paraguayo, no vivía ni un alma. Era zona fangosa inhabitable. La ha. valía menos de un guaraní, es decir nada. De pronto, cuando llegó el momento de las expropiaciones, toda la zona apareció superpoblada y las tierras sobrevaluadas. Fue costosísimo para Yacyretá liberar el terreno que inundaría la represa. Ahora que debe elevarse la cota de 78 a 83 m. hay que continuar con las expropiaciones, pero cada día son más los "expropiados", esto es los que aparecen viviendo en las zonas afectadas, tanto de Encarnación como de Posadas. ¿Por qué no se hizo un oportuno censo y se congeló el universo de perjudicados? ¿Por qué costara tanto hacer las cosas transparentemente? En tanto, el aporte de Yacyretá optimizado sigue esperando y con ello se produce otro factor coadyuvante para la crisis de oferta al sistema interconectado.

Lo de Atucha II no tiene excusas. Se invirtieron cuantiosos recursos, pero un día se paralizó la obra. Varias veces se anunció que continuaría, para lo cual se requieren 800 millones. Pero ya sabemos cómo son los anuncios del Salón Blanco. ¡Qué vergüenza debe tener la bella República que, muda, presencia estas falacias!

AHORRO E INVERSION

Ahora ahorro hogareño del 15%. Ahorro, sin detrimento de la producción y el trabajo. Inmediatamente, inversiones. En exploración de petróleo y gas. En energías sustitutivas, como la eólica y la solar. El viento puede brindar 200 mv. En biocumbustibles. En mar afuera como hizo espléndidamente Brasil. En hidroenergía, como la del río Santa Cruz. En la prosecución del plan nuclear. En redes de alta tensión y gasoductos. En plantas procesadoras, inclusive con convenios firmes y de integración con Bolivia. En levantar las represas del río alto Uruguay con Brasil. En erigir Corpus, con respeto para lo resuelto por el pueblo misionero que se opone a una inundación que segmente la provincia y afecte a la estupenda selva.

Para invertir los us$ 7.200 millones que se necesitan en tres años, se requieren planes y certezas jurídicas. Nadie cambiará las reglas y todo será serio y previsible. El gobierno de turno ni hará magia ni malabares. Simplemente, planeará, cumplirá y hará cumplir. Se terminarán los desmanejos, los vaivenes, la improvisación y los sobreprecios y demás cohechos. También, se sincerarán las tarifas, no para el sector más desvalido, sino para el que sí puede solventar el precio genuino Una suerte de precio diferencial para la energía nueva.. Si los países vecinos pagan el triple que nosotros por la energía, la Argentina deberá aceptar que la ecuación energética, tal como está, no cierra. Menos aun, que la garrafa para los humildes hogares haya aumentado y el gas para las residencias de Pilar no. ¿Cómo puede ser que el licuado salga us$ 0,40 y el natural us$ 0,05 el m3? ¿En nombre de qué justicia en Villa Tachito sale más caro que en Tortuguitas? El gas de red acrecentó, en cuatro años, su valor 1,7% y el licuado 150%. Estos porcentajes parecen producto del demonio y su designio de traer más inequidad social.

Mientras, el gobierno impulsa una contaminante usina de carbón en Río Turbio y una térmica en Campana. Todos queremos que el Turbio haya abundante trabajo y que se invierta para incrementar la oferta. Pero las energías limpias y las que usan recursos renovables son preferibles. Si dice algo, hay que saber que Brasil se provee en un 90% por la energía del agua.

Por último, si a Bolivia le pagamos us$ 5 por un millón de BTU, ¿por qué a las provincias nuestras les pagamos 1,40? ¿Así se puede creer que hay alicientes?

Me angustia que 5000 empresas productivas sólo puedan consumir el nivel de 2005. Así no se expande la economía. Estamos en grave crisis. Hay que reconocerla, ahorrar, planificar, invertir. No improvisar nunca más. En tres años esto habrá pasado y ojalá que jamás nos vuelvan a decir que se trata de "invierno crudo" o una "temporada seca". Seca o mojada, fría o caliente, la Argentina tiene que volver a ser seria y gobernada con seriedad.

La foto es -¿era?- buena, pero la película no tiene final cerrado. Esta oportunidad ofrece la oportunidad de corregir el rumbo hacia una economía sana.

*Presidente de UNIR
Unión para la Integración y el Resurgimiento
pncunir@yahoo.com.ar

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