domingo, 12 de agosto de 2007

¿Puede alguien gobernar asi?


Raúl weinstabl*

De acuerdo a información de algunos medios nacionales, la primera dama Cristina Fernández de Kirchner, flamante candidata a la presidencia en las próximas elecciones, en una reunión de alto voltaje tuvo un arrebato de ira, y totalmente fuera de si, arrojó tres copas contra la pared, lo que obligó la intervención de los presentes para que se calmara y volviera a la normalidad.
La esposa del presidente reaccionó violentamente en medio de los detalles y discusiones que se daban en torno al affaire de la valija con los 800 mil dólares proveniente de Venezuela, justo cuando había llegado el presidente Hugo Chávez a la Argentina, lo que encendió públicamente algunas suspicacias.
Algunas fuentes cercanas al gobierno aseguraron que en realidad la discusión tuvo eje sobre la presencia en el vuelo entre Caracas y Buenos Aires, de una empleada de Relaciones Públicas de la Presidencia.
En realidad no nos interesa destacar ni el origen ni la causa del escandaloso hecho. Pero si nos preocupa, y debería preocupar a toda la ciudadanía, la posibilidad de tener una persona que pretenda ejercer el liderazgo del país, y que no pueda controlar sus propias reacciones, ni a su propia persona.
Es sabido que una de las cualidades más importantes de un líder, es un perfecto equilibrio emocional y personal.
Hechos como el descrito, de ser cierto, implica una personalidad inestable y de fácil descontrol.
Personas con esas características no están en condiciones de conducir o liderar ningún tipo de organización, ya que sus decisiones van a ser más producto de sus reacciones viserales y no de una elaboración de su intelecto.
Este aspecto, francamente negativo, se agudiza particularmente en situaciones de crisis o de estrés, impidiendo arribar a decisiones correctas.
De acuerdo a informaciones de una conocida revista semanal, la Sra. de Kirchner padecería de personalidad bipolar. Esta patología hace que el equilibrio personal de un individuo pase de situaciones de euforia a profundas depresiones.
Hechos como el mencionado precedentemente no hacen más que corroborar el estado psíquico de la candidata presidencial.
Es conocido el apotegma que “para controlar a los demás, previamente hay que saber controlarse personalmente”.
De confirmarse lo expresado, pensamos que la Sra. de Kirchner no estaría en condiciones deseables ni adecuadas para conducir al país, máxime teniendo en cuenta que los próximos años van a ser definitorios para que la Argentina despegue de una buena vez, para incorporarse al grupo de las naciones desarrolladas o seguir en la oscuridad de un país de segundo orden.

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alfredo@weinstabl.com.ar

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